Serie: Aventuras del colegio
Aproximándome al décimo aniversario de mi grado de bachiller muchos son los recuerdos que se vienen a la mente sobre la época colegial. Varias anécdotas merecen ser contadas, pero al estar en pleno caos de campaña presidencial, he elegido comenzar por los ejercicios democráticos que hacíamos en el colegio y las reflexiones que me surgen de ello.
El ejercicio: Cada año nuestro colegio realizaba un ejercicio electoral donde para entender cómo funcionaba el sistema electoral se escogía a un *Personero. Recuerdo vivamente la importancia que le daban los profesores y directores al acontecimiento y yo era de los que me comía el cuento del ensayo político completico. Me encantaba la elección de personero, me lo tomaba en serio, me apasionaba, escuchaba a los candidatos y votaba a conciencia. Al menos conmigo la pedagogía hacia su efecto, al punto que las campañas eran junto a las ferias deportivas y el carnaval, mis momentos favoritos del año.
Sin embargo, casi una década después de mi última elección veo que de ese ejercicio era poco lo que se aprendía y mucho lo que se reflejaban las prácticas de la política nacional. Pero antes de hablar de los resultados que ahora percibo, me veo obligado a describir como era la población y el ambiente al que me voy a referir.
El colegio era muy grande, católico, privado, de excelente nivel académico, y principalmente de clase media. El colegio todavía existe, pero hablo en pasado para referirme a lo que era, porque sé que muchas cosas han cambiado.
Tenía comodidades en los salones, laboratorios de todo tipo, pero sobretodo me acuerdo mucho de la parte deportiva. Había cancha completa de grama natural de fútbol y béisbol, tres de básquet, otras tres de micro, de hockey, pista atlética completa y pista peralte de patinaje, montañas de patineta, cuatro canchas tenis, parque de juegos, tres piscinas y hasta dos zoológicos. Era todo un sueño.
No quiero dar la idea equivocada, el hecho de contar con todo esas facilidades no la hacia una escuela de ricos, ninguna en mi época era nueva, pero si las mantenían muy bien. Nuestros cursos no eran personalizados, por grado había cuatro cursos cada uno de 40 o 45 estudiantes. Cualquiera que sepa de lujos educativos entenderá que estar desde las 6:45 am hasta las 2 pm en un salón de la costa con ese número de personas, y solo tres abanicos (ventiladores) no eran condiciones majestuosas ni mucho menos.
Su mensualidad no estaba ni cerca de las más caras en la ciudad, y muchas otras escuelas del mismo rango pero con menos recursos físicos costaban exactamente igual.
Los estudiantes: Económicamente hablando había de todo tipo. Desde él que el recibo de pago le llegaba completico en diciembre porque los papás no tenían para pagar la mensualidad, pasando por los que estaban al día. También había de los que teniendo 12 años llegaban y se iban en bus solos, como de los que a los 16 ya andaban en carros alemanes importados. Entre los mismos 40 teníamos de los que se robaban libros por necesidad y otros en Audis, era clase media pura.
Las Campañas a Personero
Recuerdo que entrado al bachillerato las campañas eran un desorden chévere. Cada candidato tenía camiseta de un color diferente y uno iba a la reunión del de camiseta más bacana. Una vez llegaba la hora de votar generalmente ganaba aquel que hablaba mejor, con las mejores propuestas, pero sin falta la elección se definía en el gran debate.
Con el paso del tiempo sin embargo la cosa fue cambiando. De repente en campaña participaban carros de competencia car-audio, reinas de carnaval y espectáculos de Dj de emisoras de reggaetón, que para la época era básicamente traer a Maluma al lugar. Abiertamente se daban regalos en retribución del apoyo, no había compra de votos, pero se invertía plata en el equivalente de la edad: comida, mercancía del equipo de fútbol, música en vivo, etc.
El debate perdió fuerza y la campaña se volvió el centro de todo. Ya no importaba quien tuviera mejores ideas para ayudar a los alumnos sino él que más cosas repartiera y él que más espectáculos hiciera. Ya no se convencía con ideas notorias sino que se direccionó a la compra de popularidad. En teoría el ejercicio era una competencia por ser un representante, pero claramente en algún punto del camino pasó a ser una disputa por quien la tenía más grande. Y ante la diferencia presupuestal antes descritas es lógico predecir cuales estudiantes empezaron a dominar esas elecciones.
Nuestro turno de ser Personero
Nuestro aspirante fue elegido muy conscientemente, el dinero fue factor, más no el principal. él tenía experiencia probada en discursos y política ya que su papá hacía parte del concejo de la ciudad. También era bastante conocido por todos los estudiantes ya que era de los mejores en fútbol (inferiores de equipos de primera y todo) así que casi por naturalidad era el mejor candidato para participar y sin dudas la mejor carta para ganar.
Nuestra camiseta fue pensada políticamente y elegida democráticamente entre todos del curso. El color rojo populista pretendía generar recordación, el diseño de la imagen procuraba atraer a los más jóvenes. Toda nuestra preparación nos daba optimismo para la contienda que íbamos a dar.
Lamentablemente no contábamos con que los otros candidatos nos superarían ampliamente en presupuesto. Dos de los contendientes eran de esos que en las películas serían los populares del colegio, más conocidos por fiestas, carros y mujeres, que por despeño académico. Y el tercero, bueno a este la verdad no lo conocía, decían los de su curso que estaba ahí por ser el mejor acomodado de ellos $$$, que su papá quería ganar y lo iba a apoyar en todo lo que hiciera falta.
Nosotros fuimos los que menos invertimos en la campaña, casi todo nuestro material fue hecho a mano y pulmón, nada mandado a hacer como la competencia. No teníamos regalos ni capacidad para dar camisetas a los que nos apoyaran. Solo en el espacio del debate pudimos dar una pelea justa, la experiencia funcionó y con argumentos fuimos vencedores de esta batalla.
Finalmente cuando llegó la hora de la votación, el debate nos sirvió para ganar los votos necesarios para arrimar al tercero. Ocupamos cerca el último lugar y para completar la anécdota ganó el que más plata metió.
Opinión:
Me inquieta el papel que jugaron los mayores en la elección. Puedo entender como una votación escolar se puede convertir simplemente en un concurso de popularidad. Tanto hijos como padres en nuestra sociedad quieren mostrar su poderío social/económico y esa es una gran oportunidad. Lo que no entiendo es en que punto, los directivos y profesores perdieron la brújula y permitieron que su ejercicio electoral fuera también un medidor de billetera. Me supera como esos adultos dejaron entrar al colegio esas herramientas de campaña con el simple motivo de una elección de Personero. Quiero pensar que no había intereses y simplemente se dejaron llevar de la espectacularidad de los shows y olvidaron el propósito real de la tarea.
Sea cual sea la verdad, es triste encontrar el símil donde los entes de control de las elecciones no regulan los presupuestos en campañas y hacen lo que sea para saltarse cualquier regla electoral y mientras tanto los encargados de controlar ¿dónde están?, ¿fascinados con carros de luces y música como en el colegio?
Ya es bastante desconsuelo tener que ser millonario para participar tanto en elecciones de personero como presidenciales, pero caer tan bajo como presentarse por firmas teniendo por lo menos dos partidos políticos atrás es burlarse del que apenas pretende aspirar para mostrar el desacuerdo, por citar un solo ejemplo de las elecciones 2018.
Futuro
Foto de Google Images - Caracol Noticias |
No era gratis que los de 11 armaran espectáculos para ganar unas elecciones que solo daban fama, ni siquiera plata. Ese simple ejercicio escolar reflejaba las estrategias de convencimiento que con adultos funciona similar. Curiosamente la política de entonces no era tan disímil. Recuerdo que en primaria le decía a mi mamá que votara por él de la alcaldía que repartía bolsitas de agua al sol de las dos en barranquilla, eso era un tipo que se preocupaba por su gente. Más allá de la recordación que me podía generar el hecho de tener esa bolsita, al repartirla y decir vota por X, se constituía, aunque mínimamente, en un intercambio válido para una estrategia de mercado más no para la política y lo que representa un voto.
Si las estrategias políticas se replicaban en los colegios en épocas dónde las campañas usaban principalmente el mercantilismo político, no me imagino como son ahora las elecciones Personero cuando las campañas a presidente abiertamente insultan e intimidan a su opositor. Estoy seguro que más de un colegio habrá tenido que quitar lo que era un interesante ejercicio electoral, para evitar cultivos de bullying escolar. Claramente si en las presidenciales le quitan espacio a las ideas y propuestas propias para darlo al miedo y caos que va a generar la orientación política del otro ¿Por qué en una elección escolar donde no hay demandas por injurias y calumnias ni registro gráfico de lo que se dice, no van señalar al otro de gay, guerrillero o paramilitar para que lo elijan a él.
Ojalá no se compartieran más publicaciones con los horrores que se van a ver con este o aquel, sino a que se debatiera desde las propuestas y razones por las que se está convencido de quien se va a votar. Y al encontrar a un contrario, no responderle con palabras como paraco, tibio, mamerto, sino responder con argumentos netamente políticos.
Encuestas Fallidas. Foto Google Images |
Eso de insultar al contrario esta diseñado para crear candidatos caudillos y que la polarización de sus ejércitos definan las elecciones con los famosos “voto útil” y “voto castigo”. Uno básicamente no elige al que más le gusta, sino castiga al que menos, y el otro igualmente se priva de su deseo para votar basado en las encuestas. Cambiar de candidato en favor del voto útil es el peor error democrático, porque entonces la estrategia se centra en controlar a las encuestadoras y listo. Aparte estos estudios no tienen en cuenta la maquinaría política, nadie en una encuesta dice que va a votar por el candidato que le compra el voto o por el que presiona su jefe, pero al momento de la verdad, los congresistas que se dormían en las plenarias estaban en el top 5 de más votados, y estoy seguro que con una imagen así de negativa en encuestas de opinión no salían tan arriba.
Es nuestro deber entonces depurar nuestras redes y discusiones de tan bajas practicas, para así miniamente prevenir que estas estrategias se repliquen en colegios y generen más traumas que enseñanzas.