
Durante mi estancia, me hospede en un pequeño
hostal muy sencillo llamado “Foreigners club hotel” cuyo precio a decir verdad
fue muy cómodo por los servicios básicos que presta (cama, baño, abanico). Él
hostal es un lugar extraño, debido a que queda en un barrio muy humilde, pero
que está localizado a unas tres cuadras de la “calle del conde” en la zona
colonial, que viene siendo la franja turística de la ciudad, el equivalente al
centro histórico de Cartagena De Indias.
En una sola porción de tierra puedes ver los
aspectos más importantes de la ciudad como la cultura, la gente en sus
quehaceres diarios y los lugares más significativos. La zona colonial,
simplemente te atrapa. Un día perfecto en ella, si o si, empieza desayunando en
uno de los sitios más icónicos del barrio,“Grand’s
cafetería and bar”, abierto las 24 horas del día, los 7 días de la semana,
los 365 días del año desde 1967. Este lugar, que tan solo ha cerrado 7 veces
por causas mayores desde su inauguración, ofrece una excelente opción de comida
típica a muy buen precio en una locación estratégica. Entre sus platos
principales se encuentra el desayuno típico que está compuesto de mangú; que es una especie de plátano
verde machacado a modo de puré con vinagre, cebolla y pimentón por encima;
acompañado de albóndigas, tostones y pastas. Finalmente de tomar, la clásica
cerveza Dominicana “Presidente”, la cual
no es muy amarga pero si contiene un gran porcentaje de alcohol.

La personalidad del dominicano en sí es muy
típica de la de las personas del Caribe, sólo que intensificando cada una de
sus características. La amabilidad y el compromiso está clara para estas
personas, el poder ayudar a alguien en alguna situación de infortunio es su
credo. De cosas tan sencillas como ver a alguien de pie fatigado a plena luz
del día, comunicarle que se cuide y no tome tanto el sol y que en aquella silla
llena de óxido, pero al fin silla, bajo un fresco árbol de mango, se puede
sentar sin problema, son sus características intrínsecas. Tal cual como
extrañamente me paso en más de una ocasión. De estos actos tan sencillos a otros que requieren más valor, como por
ejemplo devolver unos 500 pesos dominicanos, (13 UDS), sin más reparos de
grandeza que tan sólo un “esto es tuyo y esto es mío” a una chica que sin
conocer el billete local dio mucho de más.
Su
comportamiento da muestras que los dominicanos tienen muy claro que es
imperativo prestar un servicio de alta calidad, debido a que, saben
perfectamente que la industria turística es la base de su economía y que de un
buen servicio lleno de hospitalidad depende que ésta lo siga siendo. Además,
claro está, desde la escuela ponen esto en sus fundamentos académicos,
preparándolos así desde pequeños a saber cómo recibir a los extranjeros que por
breves periodos de tiempo se dejan seducir por la magia del caribe.
Victor Castro...
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