En estos días es muy
frecuente escuchar de las múltiples maravillas que ofrece la capital de la
montaña, la profunda admiración que despertaba a todos los visitantes
colombianos por su organización y limpieza, ahora está escalando a fama
internacional.
Recientemente dos de los
diarios más importantes de Estados Unidos, El New York Times y el Washington
Post, sacaron sendos artículos hablando de las numerosas bondades que ofrece la
capital de Antioquia como destino turístico. Excitados por el antiguo pasado
oscuro de la urbe, los medios norteamericanos resaltan la seguridad que tiene
en la actualidad, alaban sus fiestas, su transporte y sus paisajes naturales,
siempre agregándole a todo el fantasma de Escobar para enaltecer el misterio.
Motivado por la
denominación de la ciudad más innovadora del mundo, y que estaban en época de
ferias y fiestas, decidí irme una semana para recorrer sus calles e intentar
descubrir el por qué de tanto alboroto.
Aeropuerto: Las
primeras impresiones que me llevé no fueron las mejores, el aeropuerto es un
poco viejo y el acceso a la cuidad desde la terminal aérea es algo caro, y
sobretodo la vía de entrada es bastante angosta, para tratarse de la segunda
ciudad más importante de Colombia. A su favor hay que decir que no es fácil construir
una carretera amplia y segura, que baje por una montaña tan empinada como esa
entre Rio Negro y Medellín.
Movilidad:
Al recorrer el centro y la zona llana de la ciudad, percibí que es de esas que
tienen excelente tránsito, su sistema de transporte público es admirable. Sumado
al metro, funcionan integradamente los sistemas de Metrocable y Metroplus, que
ofrecen alternativas por carreteras en lo plano y cables elevados en las
montañas, para superar eficientemente los obstáculos geográficos que proponen
esos terrenos antioqueños.
Como nota negativa noté
que a pesar de su basta planeación e innovación, no han podido combatir un
problema que se da en todas las ciudades, el aumento del flujo vehicular
durante la ferias. La cantidad de turistas que llegaron desbordaban la
capacidad vial y el tránsito, por carro o taxi, se hacía tedioso y por momentos
imposible.
Belleza:
Quizás
el aspecto más flojo. Yo pensaba que sus calles eran mucho más bonitas, su centro
no tiene mayor espacio histórico como si lo tienen Bogotá, Cartagena o Santa
Marta.
Salvando las zonas de El
Poblado y el sector Plaza Mayor-Pies Descalzos–Empresas Públicas, los edificios
de Medellín me parecieron feos, muchos de ellos viejos -no en el buen sentido-,
y muy apartados de lo que se vende en la previa.
Por último dos aspectos que
tanto ayudan a la movilidad, le quitan cierta belleza al paisaje urbano. Las
muchas autopistas elevadas afean las construcciones que quedan debajo o
adyacentes a ellas; también permanecen en sus calles muchos buses que hace rato
debieron ser jubilados y su presencia da cierto mal aspecto.
Lo bueno, por su geografía
montañosa, la ciudad ofrece bellas panorámicas cuando uno se encuentra arriba
de cualquier cerro. La belleza natural del parque Arví y sus pueblitos cercanos
es sorpréndete.
Desarrollo:
Sin
duda su aspecto más destacado, no solo es la única ciudad de Colombia con
metro, sino que además tiene ese sistema de Metrocable que combina una
atracción turística con un medio de transporte efectivo, pensado para alcanzar
zonas descuidadas.
Los centros comerciales
son muy grandes y modernos, se puede encontrar todo tipo de actividades y sus
locaciones avanzadas en la montaña, como en el Tesoro, le dan unas vistas
impresionantes. Cabe destacar sus infraestructuras de parqueo, son muy
modernas, ofrecen facilidades que nunca había visto y nuevamente impresiona que
tengan 5 pisos para estacionar en medio de la inclinación de un cerro.
El Poblado, es lo mejor de
Medellín, todo su espacio grita desarrollo económico, se ve la plata y se
disfruta, es muy bonito. Allí mismo, el parque Lleras, un interesante espacio
verde rodeado de la rumba, es una muestra perfecta de la zona, todo tipo de
establecimientos nocturnos decorados de la manera más moderna/a la moda,
(trendy), cool o retro posible, un espectáculo.
La otra área para destacar
en desarrollo es la de la Plaza Mayor, el parque de los Pies Descalzos y el
Edificio Inteligente de las Empresas Públicas de Medellín. Este quizás es
todavía más admirable que El Poblado, ya que esa no es una zona de ricos sino
que es un sector que nació del corazón de la ciudad gracias al esfuerzo de sus
ciudadanos, sus dirigentes y sus empresas públicas. Es una bella zona que
inspira la cultura innovadora de la que se habla en la ciudad de la eterna primavera.
Estructuras modernas y bien mantenidas que están al alcance y al servicio de
todos, sin duda un ejemplo.
Seguridad:
Es
una ciudad en la que sin necesidad de hacer desplazamientos tan largos se
alcanza a ver la pobreza, a diferencia de otras ciudades turísticas, aquí no se
desesperan por ocultarla, un aspecto que dice mucho y que parece bastante positivo.
A pesar de esto, da mucha sensación de seguridad, en los lugares que se visitan
hay suficiente presencia policial y sus eventos públicos de asistencia masiva
transcurren sin inconvenientes de orden público.
Lo
que me quedó: Como decía en el titulo Medellín me pareció
una ciudad bien vendida, quizás en el artículo no lo dejo tan claro porque
menciono las cosas muy buenas y las muy malas al azar, pero esa fue la
impresión final que me dejó la urbe. No es lo que imaginé, o al menos no es
completamente como te la venden, tiene cosas buenas, si, cosas muy buenas, no
hay duda, sin embargo, quizás porque no tengo ese morbo por Pablo Escobar, no
me impresionó tanto como a los medios del Estados Unidos. No me deslumbró como
a muchos de mis compatriotas, me pareció un buen lugar con una excelente organización
pero que no es tan bonito.
+ Su Gente: Este quizás sea el punto diferenciador
que hace que Medellín se venda mejor de lo que realmente ofrece, los paisas son
personas muy amables que procuran al máximo que tu estadía sea placentera. Siempre
están al servicio del visitante, todos son muy trabajadores, tienen como principal
política de ventas la buena atención al cliente y esto aplica tanto para las
grandes empresas como para los vendedores informales.
Son gente con mucha
cultura, más allá de su aprecio por las artes y distintos tipos de espectáculos,
me tocó presenciar conciertos gratuitos con la presencia de grandes artistas en
los que el comportamiento de la gente era ejemplar, no se presentaron desordenes
ni peleas de borrachos, algo que en otras ciudades colombianas, francamente sería
imposible.
Del aspecto físico sus
habitantes no hace falta hablar, eso es tal cual como la fama que lo indica, si
alguien va en búsqueda de pareja, definitivamente es buen lugar, lleno de gente
abierta, sencilla y amable.
En Colombia ellos tienen
fama de vivos, que te venden cualquier cosa, pues con su ciudad pasa lo mismo,
cuentan con un buen material que han sabido administrar y cuidar perfectamente
ellos mismos, por eso son capaces de venderla con tanto éxito.
Francisco Moreno...
...@franjavimoreno
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